Rojo sobre negro

La espalda como en llamas
Llora sola en el rincón
Corazón que se cree muerto
Pero el cuerpo está en sudor

“Baila, mulata, baila”
Y ella se negó
Complacer a esos señores
No fue nunca su labor

Don Francisco en roja ira
Las ropas le arrancó
Con el látigo en la mano
Su piel negra ensangrentó

Desnuda y bajo llave
Por negarse a obedecer
“Serán tres días a oscuras
Y sin nada que comer”

Sin fuerzas para huir,
no sé ni dónde estoy
Mi tierra queda lejos,
con ella va mi dios

Ya muerto el corazón
Gime un alma despojada
Hoy no acaba su vida
si la que el vientre cargaba.

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